“Día de los Padres.”
En Cuba y en cualquier país sin libertad.
Autor: Mambí
Pedro es un niño muy bueno y tranquilo,
Pedrito, como todos lo conocen en el barrio,
anda corriendo y jugando con sus amigos
cuando no, está solo y cabizbajo.
Hoy llamó a su mejor amigo, quería jugar como ayer:
-¡Ven Juanito, vamos a jugar! - Dijo con entusiasmo,
y su cara quedó como si un espasmo
se apoderase de su ser.
Pues Pedrito no alcanza a comprender,
que aunque su madre y todos le digan
que su padre es bueno y siempre lo va a querer,
que esté encerrado, y que ver se lo impidan.
Allá fue corriendo Pedrito
a contarle a su madre
que le había dicho su amiguito
que hoy era el Día de los Padres.
Queria que su madre lo supiese,
pues tal vez se le había olvidado
pensando que quizás pudiese,
al padre tener a su lado.
La madre no se puede contener
al ver a su hijo tan ansioso
lo abraza para intentar esconder
las lágrimas que le brotan entre sollozos.
Y cómo podría explicarle a su hijo
con tan solo ocho años de edad
éste gran y complejo acertijo
de estar preso por pedir libertad.
Pedrito, al ver la madre llorar
de la casa sale corriendo
y al poco tiempo regresar
como el que algo anda escondiendo.
Se acerca derecho, mirándola fijo,
de pronto una flor le entrega a su madre:
-no llores mamá, te pide tu hijo,
no importa que hoy, sea el Día de los Padres.-
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