“Los gobiernos están para servir al pueblo, no el pueblo para servir a los gobiernos.”
Después de medio siglo en el poder de la Dictadura-Dinastía de los Castro, el Monarcastro II, en el discurso pronunciado recientemente en conmemoración por el 55 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, pide al pueblo que continúen resistiendo.
Hay que rendir tributo a los mártires que ofrendaron su vida por la libertad de nuestro pueblo, libertad que ha sido arrebatada por la Dictadura-Dinastía de los Castro, mancillando con ésta traición la memoria de nuestros mártires.
Medio siglo lleva nuestro pueblo trabajando para mantener en el poder a un gobierno dictatorial, convertido recientemente en dinastía. Desde los famosos trabajos voluntarios, misiones internacionalistas, pasando por la etapa de las “tiendas del oro”, para recabar fondos quién sabe para qué, porque ni con los excesos de horas trabajadas, ni los apagones, falta de suministro de agua, carencia de combustible para cocinar, etc., etc., se puede ver ni tan siquiera el horizonte por donde deba algún día producirse la salida del sol, para brindarle a nuestro pueblo, la tan ansiada luz del alba.
Menciona en su discurso la creación de un acueducto. Un discurso conmemorativo, histórico.
Los romanos lo primero que hacían al levantar una ciudad, era construir su acueducto, eran tan eficientes que hoy día se continúan usando.
Sin embargo, el señor Monarcastro II al parecer no tiene conocimiento de éstas proezas románicas, pues de lo contrario debería sentir vergüenza que al cabo de medio siglo de gobierno, con la tecnología y las maquinarias del siglo XXI, con petróleo, electricidad, quiera arrancar unos aplausos de apoyo por algo que resulta insignificante, no solo ante la proeza románica, sino ante la “proeza cubánica”, la proeza de todo nuestro pueblo de subsistir bajo un gobierno dictatorial y dinástico durante medio siglo, un gobierno que se preocupa por su imagen y no por el bienestar del pueblo, que se preocupa por mantenerse en el poder, y no por mantener unida a las familias del pueblo.
La crísis internacional.
Menciona también la crisis internacional, tratando de justificar al igual que lo hacía su predecesor el Monarcastro I, la ineficiencia económica que los ha caracterizado, tratando de culpar a la misma de las carencias que ha padecido nuestro pueblo, así como las que padecerá, augurando y afirmando que vendrán tiempos peores.
En fin, un discurso plagado de divagaciones vanas.
Hoy sabemos por donde se producirá el alba tan ansiado por nuestro pueblo, y seguro estamos, que no es por el horizonte donde se encuentra la Dictadura-Dinastía.