“Ser cultos, para ser libres.”
Ésta frase y pensamiento de nuestro poeta nacional José Martí, ha trascendido fronteras, tiempo, y culturas.
Fué la máxima empleada para llevar a cabo la alfabetización en los comienzos del triunfo revolucionario.
Lo paradójico, quizás trágico, es que aún no existiendo analfabetismo, no se llegue a ser libre. Pero no solo libre, sino no tener la mayoría la suficiente visión para distinguir entre el yugo, y el sacrificio. Que aunque es un sacrificio vivir bajo un yugo, es un yugo vivir bajo el sacrificio, el esfuerzo constante para llegar a una meta, a una solución, que no existe.
Si en algo se ha distinguido la Dinastía de los Castro, por encima de cualquier gobierno, es el enorme analfabetismo económico que la ha caracterizado, y que la ha acompañado a lo largo de los cincuenta años de hegemonía comunista sobre el trabajador y emprendedor pueblo cubano.
Ese analfabetismo económico, es quien lo lleva a traicionar sus propios principios políticos, vendiendo al capital extranjero el territorio cubano, al tiempo que le niega al cubano, la posibilidad de ser dueño de su propia tierra.
Los recientes huracanes, han puesto en evidencia nuevamente ese analfabetismo económico. Ya se oyen las propuestas de los piratas que intentan en medio de la tormenta que azota el hambre de nuestro pueblo, aprovecharse de los analfabetos que dirigen y mal administran nuestro país, para comprar e invertir bajo so pretexto de ayudar.
Los analfabetos económicos, no saben leer la economía de un país, no saben por ende interpretarla, no saben por ende desarrollarla, por lo que quedan al amparo, o mejor dicho al desamparo, de los buitres extranjeros que vienen a engrosar sus arcas, sin importarle siquiera, el destino de los verdaderos dueños de esa tierra, que es el pueblo cubano.
En momentos de crisis económica, diríamos mejor crisis económica al cuadrado, o al cubo, pues crisis económica existe desde el mismo comienzo de la Dinastía de los Castro, no hay un plan para desarrollo, para contrarrestar esa crisis, el único plan de los analfabetos económicos es el de vender a trozos su propio territorio, pues no tienen otra idea mejor, o sí, se les ocurre otra idea, pedirle al pueblo trabajador, más esfuerzo y más sacrificio, convirtiendo ese sacrificio, en el yugo que lo esclaviza, un yugo que no se ve, pero que ahoga, que va mellando con el tiempo el conocimiento y el raciocinio.
Por eso, tengo tan presente la expresión de nuestro José Martí, pues es tan cierta, como tan real:
¡Ser cultos, para ser libres!
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