Cada año, cada mes, aumenta el número de cubanos que emigra hacia tierra de libertades, hacia tierra de democracia, la prensa internacional se hace eco continuamente de éste fenómeno convertido en cotidiano.
No hay una ecuación matemática, ni física, que sirva para determinar cuál es el número necesario de habitantes que emigran de su país, para hacer que un gobierno dimita, para hacer que la mayoría del pueblo tome conciencia, y convoque a una huelga general, que paralice al país hasta que deponga el poder, el verdugo que tortura y mata a todo un pueblo. No se podrá determinar el número, pero de lo que estamos seguro, que ya hay un cuarto de la población cubana, que reside fuera de su territorio natal, y llegará el momento, que hacen la huelga por convicción, o se paraliza el país por falta de habitantes.
Los más de dos millones de cubanos que residimos en el extranjero, no olvidamos ni olvidaremos a nuestros hermanos encarcelados injustamente por la Dinastía de los Castro, no olvidaremos a nuestro pueblo, y muestra de ello, son las continuas manifestaciones que se están llevando a cabo alrededor de todo el mundo, primero en Madrid, Barcelona, y ahora Nueva York, pidiendo la libertad para nuestro pueblo, para los presos políticos, y el fin de una dictadura de medio siglo, hoy convertida para vergüenza de nuestro pueblo, en dinastía.
Estas manifestaciones se harán cada vez más multitudinarias, y más continuas, a medida que aumente el número de cubanos residentes en el extranjero.
Entonces el mundo, anonadado, escuchará, como el Monarcastro II con la comparsa de buitres de coro exclama que: “La revolución es del pueblo, y para el pueblo”.
Mientras el pueblo cubano, a toda voz le responde:
¡LA PATRIA ES DEL PUEBLO!
¡VIVA CUBA LIBRE!
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