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miércoles, 18 de marzo de 2009

Usurpación, o apropiación indebida


Los medios de prensa internacionales son víctimas también, al igual que el pueblo cubano, de la censura informativa que durante medio siglo ha impuesto sobre el acontecer nacional, la Dinastía de los Castro.

Las especulaciones sobre el caso de la destitución masiva de ministros en el actual gobierno de Cuba, no solo se suceden en el desinformado pueblo cubano, sino en el mundo entero, y en la prensa internacional.

Un pueblo sin información, sin libertad de expresión, pero también sin economía, sin perspectiva de determinar e influir en el futuro y el desarrollo de su país, no es justo que también se le niegue la información de los fallos que hayan cometido aquellos que supuestamente, administran el fruto de su trabajo, su sacrificio, y que durante medio siglo, han ido en detrimento, hasta sumirlo en las penurias, que hoy día ahogan el espíritu de alegría que tanta fama le ha dado a nuestro pueblo, y que hoy se conoce más, como el pueblo de los periodistas encarcelados, de la prostitución infantil, de la falta de libertades, en fin, más conocido por tristezas, que por alegrías.

Cuando el pueblo cubano eligió a Fidel Castro como líder, apoyándolo en la lucha contra la dictadura de Batista, y brindándole a sus mejores hijos, nuestros mártires y patriotas, no sabía que a partir de entonces, se le negaría el derecho al voto, el derecho a opinar, y que en sus últimos días, sería el propio Fidel, quien determinase su sucesor en el trono, sin contar con la aprobación del pueblo.

Suponiendo que ésta realidad actual se prolongase, ¿quién sería el próximo presidente de Cuba?, ¿lo elegiría Raúl Castro por orden militar, o simplemente por ordeno y mando?, ¿lo señalaría con un dedo? O tal vez, suceda lo más escandaloso, que sea el primogénito el sucesor, para no romper la tradición de una Dinastía, que ha usurpado un derecho, que no le pertenece. Hasta ahora se suponía que el sucesor podría ser Carlos Lage, pero después de la masiva destitución, queda más que claro, que la Dinastía se niega brindarle al pueblo, la oportunidad de escoger su destino.

La militarización de los altos cargos, ha encendido la alarma entre la población y toda la comunidad cubana, que prevé un aumento significativo de la represión, encarcelamiento, y amenazas como medios de frenar la voluntad en aumento del pueblo, por un cambio estructural del gobierno y de políticas sociales y económicas, que garanticen una vida digna en democracia.

El pueblo cubano, que el gobierno intenta hacerlo ciego y mudo, cada vez es más consciente de que ha sido traicionado por una familia.

Muestra de ello, es el aumento de cubanos que emigran al extranjero, los que se suman a partidos opositores, los que se solidarizan con los periodistas presos, los que se solidarizan y le dan muestras de apoyo a las Damas de Blanco, y esperamos, que todo el pueblo se sume a éste clamor nacional por la libertad y la democracia, y que muy pronto, tengamos también de nuestro lado, en éste clamor, a los altos funcionarios de gobierno, dirigentes, militares, en fin, a todo el pueblo, pues en la democracia cabemos todos, y deseamos estar todos, los que están y los que estarán, con visión, y con audición, para opinar y determinar un futuro para el bienestar de las actuales y futuras generaciones, garantizando que el pueblo es lo más importante, y que el gobierno se debe al pueblo, y no al revés, y la justicia hará su trabajo, y juzgará al que cometa delito, independientemente del gobierno, pues la justicia sirve al pueblo, no a una familia, no a un gobierno, los jueces deben hacer su trabajo, independiente al color político de un partido, esa es la verdadera justicia, y no, la que encarcela a periodistas y escritores, por ejercer su derecho a la libertad de expresión, en el intento de defender a un pueblo, al que se le ha usurpado su derecho a la determinación, o como acostumbra la Dinastía de los Castro, en juzgar bajo acusaciones de delitos comunes a periodistas y escritores, y políticos opositores, podríamos llamarle, apropiación indebida.

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