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viernes, 17 de abril de 2009

48 Aniversario de la Invasión de Bahía de Cochinos


Durante estos días en que tanto yo como los miembros de la Brigada de Asalto 2506, conmemoramos el 48vo Aniversario de la Invasión de Bahía de Cochinos, siento una mezcla de tristeza y orgullo. Tristeza, porque después de tantos años transcurridos, el pueblo cubano continúa sufriendo amargamente bajo las garras de una dictadura militar, que con la excepción de los Estados Unidos de América, es no solamente aceptada, pero sí activamente apoyada, por muchos países del Mundo Libre.

Orgullo, al recordar el coraje y amor por la patria demostrado por los miembros de la brigada en el campo de batalla el 17 de Abril del 1961. Aquella pequeña brigada de 1,400 hombres, la mayoría compuesta por jóvenes estudiantes y civiles sin instrucción militar, cumplió la misión que se le había asignado, desembarcando y ocupando dos playas cubanas, Playa Larga y Playa Girón, frente a unas fuerzas compuesta por 40,000 soldados y milicianos, más de 40 tanques, y varias baterías de artillería de 122 mm. Durante tres días, la brigada combatió valientemente, repeliendo continuos ataques antes de ser forzada a replegarse a la Ciénaga de Zapata, debido principalmente a la falta de suministro y el apoyo aéreo prometido por la administración del Presidente Kennedy. Los historiadores, ahora revelan que los jóvenes combatientes por la libertad de Cuba no fueron derrotados en suelo cubano por las fuerzas de Castro, sino por la traición de aquellos burócratas de Washington D.C., que habían ordenado y planeado su organización, entrenamiento, y transportación hasta las costas cubanas, escoltado por buques de guerra y aviones de combate estadounidenses.

Es mi opinión muy personal, que una victoria de la Brigada 2506 hubiera sido posible si nuestros aliados hubieran cumplido su parte, victoria que hubiera evitado que Cuba y su pueblo hubieran sufrido la dolorosa experiencia de una dictadura comunista que ha dividido profundamente a la familia cubana, y obstruido el desarrollo de una pequeña, pero progresista y bella isla, que antes de la revolución había sido considerada económica, social y políticamente, como uno de los países más avanzados de Latinoamérica.

Desde el comienzo de la revolución castrista en 1959, el pueblo cubano ha sufrido ininterrumpidamente hambre, miseria, opresión, y la flagrante violación de sus derechos humanos e institucionales. Por lo tanto, no puede sorprender a nadie que el resultado haya sido la muerte de miles que han perecido en el mar, tratando de alcanzar estas tierras de libertad. Además, cientos han sido fusilados y muchos más condenados a sufrir largos años de prisión brutal, por el único delito de disentir con la dictadura de los hermanos Castro. Desafortunadamente, ese sufrimiento sigue siendo ignorado después de cinco décadas.

Ahora que el Presidente Barack Obama ha anunciado su nueva política hacia Cuba, confío que él continúe prestando atención a la lucha del pueblo cubano para obtener su libertad, y piense profunda y detenidamente, antes de levantar el embargo sobre Cuba, acción que inevitablemente prolongaría la miseria y sufrimiento del pueblo cubano, y ayudaría a fortalecer el control de los Castro sobre la isla.

Las declaraciones formuladas en Miami el año pasado por el candidato presidencial Obama, hizo crecer nuestras esperanzas de que los sueños de la inmensa mayoría del pueblo cubano, pudieran verse convertido en realidad en un futuro próximo. Contestando preguntas de periodistas sobre la futura política hacia Cuba de una probable administración Obama, él dijo que su política hacia Cuba estaría guiada por una sola palabra: LIBERTAD, y más tarde añadió: "El camino a la libertad para todos los cubanos debe comenzar con justicia para los prisioneros políticos, derecho a la libre expresión, derecho a la libertad de asociación, y tiene que llevar a elecciones justas y libres'', yo espero que el ahora presidente Obama, cumpla su promesa y no proporcione otras concesiones mayores a los hermanos Castro, mientras las cárceles cubanas permanezcan llenas de inocentes disidentes, y las campanas de libertad no comiencen a resonar en Cuba.

Erneido A. Oliva, Mayor General (DC-Ret.) y ex-Segundo Jefe de la Invasión de Bahía de Cochinos

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