Cubaneando en Estocolmo

Un viejo loco arrancó las flores de un jardín, y con soberbia las lanzó lejos, porque nadie le hacía caso.
Las flores conservaban sus fuertes raíces, y donde quiera que cayeron, florecieron nuevamente, con más esplendor, y todos hoy admiran en distintos jardines las mismas flores, con sus colores y aromas.
Mientras el viejo loco, muriendo en su soberbia, no tendrá flores para su tumba.

Mambí - Francisco Sau Boíx