Por Magalys Norvis Otero Suárez
Centro de Información Hablemos Press (CIHPRESS)
Cuba/ Un activista político en el oriente de Cuba, realizó un recuento de lo que le sucedió. Acusa a las autoridades de su localidad. Dice haber sido secuestrado por un militar cuando paseaba por la ciudad.
La pasada semana se presentó en mi casa un guardia. Me informó que debía acompañarlo a la unidad policial de Velasco, en Holguín, explica Gonzalo Garrido, representante de la Alianza Democrática Oriental.
"El oficial Juan Carlos Espinosa, jefe de la Seguridad del Estado en el municipio quiere entrevistarte", me notificó. Me negué a ir porque tenía ese día un trabajo espiritual. El agente me expresó, "bueno, ese no es mi problema, yo cumplo órdenes superiores", me dio la espalda y se marchó, narra el activista.
El día 9 del propio mes, transitaba por los alrededores del recinto policial y me detuve a saludar a Moraima, una amiga, que por casualidad nos encontramos. De pronto, un guardia servidor del régimen castrista se abalanzó hacia mí y sin mediar palabras me secuestró empujándome hacia el interior de la unidad.
Al momento pensé que podía ser una equivocación, pues yo solo conversaba con mi amiga. Ella quedó enajenada ante tanta violencia, pude notarlo en su rostro. La insensibilidad que presenció en aquel funcionario del orden interior la dejó pasmada.
Ya dentro, me llevaron a una oficina, más bien un cuarto de interrogatorio. Para mi sorpresa allí estaba Espinosa. Comenzó a agredirme verbalmente a penas entré. Las amenazas no faltaron. Me advirtió que dejara de reunirme con Rafael Leiva Leiva, figura familiar en la comunidad de la disidencia en la localidad de Velasco, quien es presidente del Movimiento Viva Cuba Libre, una organización que exige cambios al régimen.
Entre las tantas cosas que escuché decir al gendarme, una de ellas fue que me iba a desaparecer. "Tengo elementos suficientes para mandarte a prisión. Hasta por multa de tránsito pendiente a pagar, puedo procesarte y condenarte", me recordó el militar enfurecido.
Le pregunté, si era delito querer vivir en libertad, sueño de todos los cubanos, que incluye aperturas, el fin de la represión, el acceso a Internet, el desarrollo de las microempresas propias, el derecho de viajar libremente al extranjero. Reunirse en un parque a hablar de democracia y de cómo contribuir para que el régimen no maltrate a los ciudadanos, no es delito…
Aquellas palabras dieron fin al interrogatorio. El oficial dio un golpe fuerte en el buró y gritó "¡cállate!, por esas palabritas tenemos a mucha gente presa".
"Sé que es así, pero un día la libertad de expresión en Cuba no será más un performance".
Me dijo: "¡vete!, ya sé quién eres".
Antes de marcharme dejé claro al militar que el día que me llevaran a la cárcel sería por ejercer como un activista político, y no habrán rejas en el mundo, que callen un secuestro como éste.
La Alianza Democrática Oriental es una organización que se opone al castrismo. Opera en cinco provincias del oriente de la isla y agrupa a más de 20 organizaciones.
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