Por: Jorge Alberto Liriano Linares, prisionero político desde la prisión dicta los textos.
Camagüey, Cuba, 26 de septiembre, del Buró de trabajo de Hablemos Press/ La epidemia de la conjuntivitis continúa cobrando víctimas en la prisión Cerámica Roja. Cientos de contagiados permanecen aislados en celdas colectivas de cuatro metros de ancho por cuatro metros de largo, en total hacinamiento y sin las más mínimas condiciones higiénico sanitarias, sin agua y para mayor desgracia las turbinas que extraen el agua para esas instalaciones están rotas y sin esperanzas de solución.
El foco epidémico sostenido durante un mes en esta cárcel del centro oriental de la isla, no logra tener fin. La falta de medicamento, personal de salud y medico aparejado a las infrahumanas condiciones de aislamiento a la que están siendo sometidos los prisioneros, son las principales causas que atentan contra la propagación de la citada enfermedad.
En la opinión de la doctora Mayuly Molas Pérez jefa de la posta médica en la prisión: "la conjuntivitis está en el ambiente y es inevitable contrarrestar la enfermedad". Los servicios médicos que representa no poseen medicamento, ni condiciones para el aislamiento.
En el sentir de los reos enfermos en las prisiones cubanas, no hay médicos, no hay medicamento, no hay agua, no hay derechos, no hay vergüenza. El sistema de salud pública cubano es un círculo vicioso de insensibilidad humanitaria.
Es que el régimen social entronizado en Cuba por más de 50 años, es como la cura que mata. El socialismo cubano tiene su precio, un precio muy alto de sangre, miseria y luto, y el interminable sacrificio de generaciones de cubanos.
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