MOVIMIENTO CRISTIANO LIBERACIÓN
Los cubanos hemos esperado por los cambios durante mucho tiempo. Ya no esperamos, porque el Gobierno confirma en su discurso y en su política que no habrán cambios. Hablan sólo de más socialismo y de más revolución. Los cubanos sabemos lo que esto significa.
Si la meta de la revolución fuera la libertad, los cubanos seríamos libres, pero no somos libres. De hecho niegan la libertad a nombre de la meta de la justicia, pero el poder es el monopolio de un pequeño sector que tiene todos los privilegios mientras la mayoría pobre sigue siendo pobre y no tiene, ni voz para expresarse, ni oportunidad para mejorar su vida.
Ha sido suprimido el ejercicio de la soberanía popular, ya que, aunque proclaman día a día la conquista de la meta de la independencia y la soberanía, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus leyes, ni sobre su propia vida, ni elegir democráticamente a su gobierno y a su parlamento.
La historia confirma que cuando el poder de los que gobiernan es su propia meta, entonces no están al servicio del pueblo, sino que ponen al pueblo en función de su propio poder. A esto le llaman Revolución, para la que piden incondicionalidad, aunque muchos cubanos han soñado y han luchado por el bienestar de todos y no por el poder permanente de unos pocos.
Los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular tienen la obligación de darle al pueblo lo que es del pueblo. Esto es el ejercicio de la soberanía, y leyes que garanticen todos los derechos y afirmen la libertad y la dignidad de todos.
Los derechos no son discutibles. Los cubanos tenemos derecho a los derechos porque somos seres humanos y Dios nos creó libres. Por eso la Asamblea Nacional del Poder Popular, en vez de reunirse por dos o tres días, dos veces al año, debe sesionar permanentemente y en pocas semanas lograr:
Que las leyes garanticen la total libertad de expresión y de prensa para todos los cubanos y el justo acceso a los medios de difusión de todos los ciudadanos e instituciones y de todas las opiniones.
Una nueva ley de asociaciones que garantice la libre asociación de los ciudadanos en organizaciones, partidos políticos, sindicatos y otras instituciones, respetando la libertad de conciencia y religión y el pluralismo.
Que todo cubano pueda establecer su residencia en cualquier provincia del país y pueda salir de Cuba libremente y entrar libremente a Cuba, y que ningún cubano tenga que pedir permiso para viajar al exterior o para regresar a vivir en su Patria, y que se respete a todos los cubanos, vivan dentro o fuera del país, todos sus derechos ciudadanos.
Nuevas leyes que garanticen a los cubanos el derecho a tener empresas y negocios propios, y a los trabajadores contratarse libremente y a recibir el salario justo que le permita cubrir sus necesidades y mejorar la calidad de vida de su familia, y a todos los ciudadanos el derecho a la compraventa de bienes muebles e inmuebles protegiendo el bien común, los ancianos, la niñez y las familias.
Una nueva ley electoral que garantice que todos los ciudadanos tengan derecho a ser nominados para todos los cargos, y a elegir libre y democráticamente a sus representantes en elecciones que se convoquen en un plazo corto.
La liberación de los encarcelados por defender y ejercer pacíficamente los Derechos Humanos, y la modificación del Código Penal para que proteja a los ciudadanos y todos sus derechos.
Si los compatriotas diputados, no están dispuestos a cumplir este deber inmediatamente, entonces convoquen al Referendo que propone el Proyecto Varela para que el pueblo decida el comienzo de una nueva etapa de libertad con derechos para todos, y así logremos la reconciliación, la paz y la fraternidad.
Si el pueblo quiere los cambios tiene que demandarlos, tiene que demostrarlo sin miedo. Los cubanos sí debemos y podemos ser los protagonistas de nuestra historia. Unámonos en la esperanza, porque podemos lograr pacíficamente esos cambios que serán: libertad, derechos y reconciliación.
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