José Alberto Álvarez Bravo.
El amor, para manifestarse, encuentra disímiles cauces; en el dorado arrebol de una aurora o un ocaso tropical; en los cálidos tonos de un jardín florido; en la suave fragancia de una flor estival; en el sublime embeleso de una melodía; en el mágico efluvio de un tierno ¡Te amo!
Este 14 de febrero de 2010, un timbre especial vibró en las gargantas de las Damas de Blanco al clamar por la libertad de los cubanos injustamente encarcelados. Un canto de amor su pedido de sensibilidad por la vida de Orlando Zapata Tamayo.
En cambio, el odio es rastrero. Sus atributos son la intolerancia, la amenaza, la mentira y el chantaje. Una vez más, malos cubanos –sostenedores y esclavos del estamento gobernante- emplearon el día del amor en asediar a las Damas, empequeñecidos en su cobarde oficio por el valor irreverente de estas inermes mujeres. Tan vil y canalla es quien ejecuta tan ignominiosa labor, como quien la ordena.
Tampoco faltó, en este día tan especial, la nota pintoresca: Laura Pollán fue agasajada por su cumpleaños 26. Entre risas, admitió sus dudas en cuanto al orden de los dígitos: "creo que es al revés", dijo.
En la Cuba renacida, el amor condenará al odio a los arcanos del nunca jamás. Los tenebrosos espíritus que medran con las peores ruindades del alma humana, hogar encontrarán en las insondables simas huérfanas de la luz.
En nombre del amor las Damas desafían al odio fratricida. En nombre del amor padecen cautiverio nuestros heroicos hermanos. En nombre del amor, Cuba se levantará con todos,
y para el bien de todos.
Foto: agente de la seguridad cubana realizando
su repulsivo trabajo.
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