Por Orlando Zapata Tamayo

A todos los cubanos y no cubanos que siguen mis publicaciones:

Hace aproximadamente dos días no podía introducir noticia alguna en mis blogs, las causas las desconozco. Según me han comentado ha sido una afectación que ha alcanzado a muchos, en cualquier caso, pido disculpas, y muy en especial, por el dolor que nos causa la muerte de nuestro hermano de lucha, Orlando Zapata Tamayo, noticia por la cual debo hacer un enorme esfuerzo por contener la ira que me invade.

Hermanos, Cubanos Todos:

La muerte de Zapata no es para llorarla, ese es un derecho innegable a su ofendida y mancillada madre, pero debe ser el principio de una lucha sin tregua e incansable para lograr la libertad y la democracia que le fue negada.

No será a golpes de teclado de ordenadores que logremos nuestra libertad. La muerte de nuestro hermano, es la confirmación de que la lucha pacífica que le ofrecimos a la Dinastía Castro, fue rechazada.

Ha llegado el momento de dar otros golpes. Es un derecho legítimo de todo pueblo exigir su libertad y su soberanía, y para ello, si es preciso, la lucha armada es una legítima e inexcusable herramienta para su fin.

Por eso, hago un llamado a la rebelión nacional y popular, de Todo el Pueblo. La desobediencia civil en honor a nuestro hermano fallecido.

Al igual que el pueblo de Bayamo ardió en llamas por sus propios pobladores, así lograremos la libertad inmediata de nuestra patria.

Hagamos colapsar a la maquinaria represiva de la Dinastía Castro, ¿cómo?:

No es necesario que se expongan a ser detenidos, cada uno por su cuenta, sin afiliación alguna, puede sabotear cualquier rincón de Cuba.

Cortar cables telefónicos, eléctricos, obstruir tuberías de agua, en hoteles e industrias de capital extranjero, para los cuales nuestro pueblo es esclavizado. La economía actual, débil después de medio siglo de incapacidad productiva, no aguantaría un embate de estas características, haciendo colapsar a sus mecanismos represivos (FAR, Minint, cuerpo de policías, bomberos, etc.).

Hay muchos métodos de la lucha clandestina, que se pusieron en práctica durante la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, y hoy, ha llegado el momento de aplicarlas nuevamente, como nuevamente han comenzado a morir nuestro pueblo en las mazmorras castristas.

Más de dos millones y medios de cubanos vagamos por el mundo, con las ansias de regresar a nuestra patria para reconstruirla, y levantarla de entre las cenizas, renacida y con nuevos bríos.

Demostrémosle a la madre de nuestro nuevo mártir, que su muerte, no fue en vano.