Por Aimée Cabrera.
Si un aspecto detestable caracterizó a las turbas Gubernamentales que participaron en todos los recorridos de Las Damas de Blanco, este fue el de personas que les gritaban fuertes improperios.
Por supuesto, que estos no fueron escuchados por los televidentes que vieron en varias emisiones los minutos que se dedicaron en los noticieros para desacreditar al grupo de mujeres que, vestidas de blanco y con un gladiolo en las manos, aparecieron por distintas calles de la capital.
A pesar de que recogí estos testimonios en trabajos ya publicados, me impactó el comentario de La Dama Julia Núñez, esposa del periodista y sindicalista Adolfo Fernández Saínz, quien sufrió al ver a una niña de unos nueve años que les gritaba las peores frases y palabras, a coro con las adultas que la acompañaban, este domingo 21.
Por cuestiones familiares llegué tarde a la iglesia de Santa Rita y me quedé con un grupo de conocidos opositores que las esperaban de manera discreta en la acera colindante con el frente del templo. Allí entre adultos había un niño grande, una bebé, hija de La Dama Subyoani Tapia, esposa del miembro de los 75 Horacio Piña Borrego, y otra niña, quizás de la edad de la que gritaba desaforada.
Muy dulce y tranquila observaba a la turba que se acercaba y a tantos adultos que, en un derroche de patriotismo gritaban incoherencias, salpicadas por palabras y frases muy vulgares. La niña miraba azorada a todas esas personas mal habladas.
Cuando Las Damas bajaron hacia la Calle Tercera, tratamos de seguir su recorrido y quedé admirada del porte de esa chica que muy pronto se convertirá en una joven, y que gracias a Dios, ha sido enseñada para que sepa exigir sus derechos con decencia, y sin denigrar a los que no piensen como ella o sus padres. La vi tan linda, que olvidé preguntarle su nombre, pero le tomé una foto en un costado de la glorieta, que pienso, algún día podérsela entregar.
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