Recientemente tuve la oportunidad de disfrutar de la película española: “Los Últimos Días de Franco”. Soy honesto, dentro de la prisión apenas acudo a ver la televisión. Es perder el tiempo. En un local de 4 y medio metros de largo por 3 y medio de ancho se aglomeran más reclusos de los que caben para disfrutar de la programación televisiva, fundamentalmente las que clasifican por su lenguaje para adultos, sexo y violencia.
Pero vinieron a buscarme a mi celda varios hombres insistiéndome para que no me la perdiera, ya que ellos habían visto los avances. No me hice de rogar y me senté en el sitio que me tenían reservado.
La bella cara de Magda Resik, la conductora y comentarista del programa Espectador Crítico del Canal Educativo, salió acompañada de su invitada de ocasión, anunciando el título de la proyección de esa noche: Los Últimos Días de Franco, un filme realizado en el 2008 por la productora española Mundo Ficción y Antena 3.
La cinta no es de grandes pretensiones artísticas, pero muestra los acontecimientos ocurridos durante los últimos días de la vida del dictador español, que por espacio de 40 años mantuvo a España sojuzgada bajo su puño de hierro. El gran secreto de la enfermedad de Francisco Franco, sus manías, su intransigencia y su intolerancia, el temor de sus más cercanos colaboradores a contradecirlo aún en su lecho de muerte, así como las preocupaciones y maniobras de quienes conformaban el aparato gobernante del Generalísimo, por ocultarle la verdad al pueblo, es mostrado en esta película.
En su comentario previo Magda Resik, que también es la directora de la emisora Habana Radio, perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, señaló algunos aspectos ocurridos en España durante la transición tras la muerte de Franco. Muchos de los que estaban a mi alrededor comentaron asombrados el que proyectaran este filme donde se presentan situaciones similares a la actual realidad cubana.
¿Un mensaje subliminar masivo? ¿Un aviso previo ante posibles acontecimientos futuros? Lo llamativo del hecho de pasar esta película en un espacio televisivo de sábado a las 8 y 30 de la noche – horario estelar – y tras haber pasado el supuesto filtro de los asesores, no debe ser obra de la casualidad, sobre todo cuando toca aristas que llegan muy de cerca de la sociedad cubana.
Comentarios a favor o en contra, análisis reales, sencillos o superfluos, buena o mala película, lo cierto es que logró establecer la controversia y acaparar la atención de quienes me invitaron a verla. Creo que bien valió la pena ver Espectador Crítico.
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