Por: José Gabriel Ramón Castillo.
¿Qué puede hacer EU ante una América Latina divida sobre la política adoptar respecto a Cuba cuya presencia en la Cumbre entre la EU y América Latina y Caribe a celebrarse el próximo martes es cuestionada por la mayoría de los integrantes del bloque continental?
La respuesta la dio hace muchos años el ensayista mexicano Alfonso Reyes cuando apuntó: “Si el orbe hispano de ambos mundos no llega a pesar sobre la Tierra en proporción con las dimensiones territoriales que cubre, si el hablar en lengua española no ha de representar nunca una ventaja en las letras como en el comercio, nuestro ejemplo será el ejemplo más vergonzoso de ineptitud que pueda ofrecer la raza humana”.
El pueblo cubano espera la magnificencia del mundo muy especialmente de Hispanoamérica donde el nacionalismo revolucionario y el indigenismo resentido violentan diariamente esta región.
No hay más que ver cómo viven los cubanos para darse cuenta de la perentoria necesidad de vivir en libertad.
Las razones del afán complaciente o mejor dicho apaciguador del gobierno de Zapatero no están nada claras y sólo levantan sospechas sobre las verdaderas intenciones respecto a la Transición cubana, que ocurrirá como ocurrió en España y en países donde hubo regímenes dictatoriales.
Lavar el lastre de una inconsecuente política debiera ser el rumbo inmediato de la política española hacia Cuba tomando como referencia el promisorio documento suscrito recientemente por intelectuales españoles, de diversas y variadas ideologías, bien claros sobre la situación crítica de los derechos humanos en la Isla.
Qué oportunidad ha perdido el ministro Moratinos para hacer valer el “diálogo crítico” con el régimen de La Habana, visto hasta ahora como un chillido con sordina donde no se oye ni su propia voz.
Pero ya lo dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, pero si no la salvo a ella, no me salvo yo”.
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