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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Continúan los problemas


Por Aimée Cabrera.

A pesar de que se celebró el VIII Congreso del Sindicato de Trabajadores del Transporte los días 17 y 18 de septiembre, los problemas relacionados con la transportación en la capital se han agravado de manera visible, constituyendo un maltrato abierto a los pasajeros.

Sólo basta preguntar a cualquier usuario capitalino y las respuestas serán similares y negativas por completo. Lo mismo la de Elsa, residente en Alamar quien necesita transportarse en el P-11, que la de Maikel quien viaja a diario desde el pueblo de Santiago de las Vegas hasta el centro de la ciudad, sin olvidar que Amanda, estudiante universitaria, no sabe cómo logra hacer ambos viajes a diario en el P-9.

Ellos explican que lo peor es el regreso a sus hogares después de las 5 de la tarde, cuando los ómnibus están por debajo de la demanda. En ese horario, son miles los trabajadores, estudiantes y pueblo en general que se mueve de un punto a otro de la Ciudad de La Habana.

Los que viven en las afueras de la capital son, sin lugar a dudas, los más afectados; aunque quienes viven en municipios como Centro Habana, Habana Vieja o Plaza, se ven necesitados en el mejor de los casos, a hacer largas caminatas para llegar a escuelas o centros laborales, como Niuris, quien camina junto a sus hijos unas 30 cuadras diarias para arribar antes de las 8.

Niuris señala que su hijo más pequeño se marea con el calor del ómnibus y hasta se ha vomitado. Los tres decidieron desde el curso pasado levantarse más temprano y salir de casa con tiempo suficiente para evitar nerviosismos y tardanzas.

Durante los días de congreso del sindicato de transporte se vieron las paradas de los autobuses llenas de personas que intentaban tomar algunas de las rutas. Indisciplinas como no detener los carros en las paradas se vieron retadas por la negativa a abonar el pasaje: “A una, otra”- dice una madre que sostiene con la suya, la mano de su hija, mientras piden permiso para caminar hacia atrás en el pasillo del P-4.

Otros se lamentan en la parada de 21 y L porque han pasado 2 P-5 con suficiente capacidad como para recoger, y “siguieron de largo”-argumenta un hombre que necesita llegar a La Lisa antes del mediodía. Los afectados prefieren esperar bajo el sol que moverse para otra parada: “Total, todas están malas”- expresan al unísono.

Los más de 300 delegados que participaron en el recién finalizado congreso admitieron estas y otras dificultades, pero las subjetivas que acaban con la paciencia y la salud de los pasajeros parecen no tener fin.

El Ministro de Transporte prometió solucionar el aspecto referente a la falta de piezas de repuesto que garanticen el buen estado de los autobuses, articulados o no. Lo que falta saber si se analizó el exceso de responsabilidad y trabajo que tienen los choferes quienes tienen que desempeñarse además como conductores.

Pedro está jubilado de este sector después de haber trabajado más de 30 años como chofer. El plantea: “pedí la jubilación en cuanto pusieron los carros articulados, ¡qué va!, es muy peligroso conducir con las calles llenas de baches, para doblar en las calles estrechas, no es fácil ese carro de atrás para maniobrar, y siempre “te tumban” el pago, que si no recaudaste, que si no se puede sacar el carro porque no hay piezas, ¡qué se yo!”

A los trabajadores del transporte se les exige mucho pero no se les da la debida atención. Ahora, además comienza el análisis del sistema de pago el cual ha presentado innumerables dificultades, si bien este sector está representado por trabajadores no solo del transporte urbano, sino los ligados a otros medios de transportación.

Juan José Polo en reciente entrevista al diario Trabajadores, órgano de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) opinó entre otros aspectos que “se ha hecho reiterativo el atraso sistemático del pago de la estimulación en divisas”, a pesar de que la periodista no cuestionó por qué están tan sucias las guaguas (ómnibus).

Habría que preguntarle a los trabajadores encargados de limpiarlas en los distintos paraderos, los cuales apenas tienen con qué limpiar. Esta plaza conocida como de “fregador” es muy mal pagada – menos de 15 CUC (moneda convertible equivalente al dólar).

Ellos no tienen implementos nuevos para trabajar como buenas escobas, mangueras, detergente, botas, capas y guantes. Deben conseguir lo que necesiten llevándolo de sus casas o comprándolo en la tienda o en el mercado negro. Las condiciones laborales son tan malas que es difícil mantener una estabilidad en esta labor tan importante.

El sindicato del transporte dice representar los derechos de sus obreros, a pesar de todo. Dichos trabajadores presienten que el proceso de reducción de plantillas y reorientación laboral, llegará con el mismo rigor que los exhortan a asumir estos nuevos cambios, en los que el principio de idoneidad se aplicará sólo a favor de los lineamientos de sus dirigentes.

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