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miércoles, 6 de octubre de 2010

Más atención y menos homenajes


Por Aimée Cabrera.

El Día de la ancianidad se conmemora a principios del mes de octubre y ya va quedándose como una efemérides importante en Cuba, la Mayor de Las Antillas, donde su población de la tercera edad aumenta y con ella, más las penas que las alegrías, debido al desorden existente en todos los niveles de la sociedad.

Si bien los octogenarios se encuentran dentro de un grupo relevante en la sociedad cubana actual, sin dejar de mencionar a los nonagenarios y centenarios que aún pueden comportarse de manera bastante activa para sus años, la calidad de vida de los mismos pudiera ser mucho mejor si los factores sistematicidad y perseverancia, se apoderaran de cada funcionario y de cada entidad que supervisa la vida de las personas de edad avanzada.

En primer lugar, los que en su mayoría padecen enfermedades crónicas y necesitan comprar sus medicamentos controlados en las farmacias a través del “tarjetón”, no han podido obtenerlos durante todos los meses de este año en que la situación de la venta de medicinas elaboradas en Cuba ha sido de un descontrol sin precedentes.

Otros medicamentos que se venden en las tiendas recaudadoras de divisas – shopping – y en las diplofarmacias, como son los pañales desechables para adultos, algodón, pomadas mentoladas para aliviar los dolores articulares, o la leche en polvo, ropa interior, calzados y confecciones en general con diseños, materiales y tejidos apropiados para los ancianos, brillan por su ausencia durante casi todo el año, y cuando son ofertados desaparecen con rapidez por su alta demanda.

La Asistencia Social entrega pañales desechables, telas antisépticas y otros productos de manera excepcional, pues no cuenta con los módulos que cubran las numerosas necesidades. Centros que entregan donaciones (teniendo en cuenta certificados médicos de ancianos) como pueden ser colchones antiescaras o sillones de ruedas, son también insuficientes.

Tampoco han tenido mucha suerte los que están incapacitados para salir a la calle y gestionar todas sus necesidades. Cientos de ancianos viven postrados de manera parcial o total y residen en viviendas ubicadas en pisos altos, sin ascensor, por lo que son prisioneros en sus residencias, y les está por tanto, negada una serie de servicios importantes como pueden ser, entre otros, medirse la vista o realizar ejercicios fisioterapéuticos.

Los geriatras y otros especialistas que los atienden a nivel de Consultorio del Médico de La Familia o policlínico, no son suficientes para atenderlos, por lo que sus visitas a estos ancianos y ancianas son esporádicas. En el caso de los que tienen algún familiar o familiares que los puedan atender, las visitas de trabajadores sociales son casi nulas, pues éstos tampoco alcanzan para desempeñar sus funciones, al admitir que la cantidad de personas de la tercera edad que viven solos y sin ayuda, es bastante notable.

En estos momentos en que el estado busca nuevas alternativas de empleo, pudiera tenerse en cuenta labores relacionadas con el cuidado y atención de las personas mayores, como pudiera ser brindarles una serie de servicios en sus hogares, previo pago de los mismos de forma legal, cumpliéndose lo establecido para con los mismos.

Otra variante pudiera ser utilizar cientos de establecimientos que se encuentran en pésimo estado, o promoviendo ventas de rones, o simplemente cerrados e inutilizados, para convertirlos en asilos con su puesto médico, para darles una atención especial a los ancianos que la requieran en un momento dado del día o de la noche.

Por qué no lavanderías – tintorerías que prestaran los servicios de lavado, planchado y arreglo de las ropas de estas personas que en ocasiones son débiles visuales, o que tienen que salir a la calle con ropas rotas o faltas de higiene por diversas causas todas con solución. Pudiera ser extensivo estos servicios a peluqueras y barberos que pudieran realizar sus oficios en las casas de los que pidieran estos servicios. Pasar de los 70 años en Cuba se convierte en una tragedia para cualquiera.

Con pensiones en moneda nacional de 200 pesos (casi 8 dólares), 240 (unos 10 dólares), y solo unos cuantos devengando la de 300 pesos (360) para todo un mes, y teniendo que comprar parte de los artículos de primera necesidad en la moneda convertible CUC que equivale a 25 pesos, si va a comprar un CUC en la Casa de Cambio, CADECA, los ancianos cubanos pasan mucho trabajo para lograr una calidad de vida aceptable.

Muchos opinan que sería mucho mejor recibir menos homenajes y más ayuda para sentir, como dice Delia: “que aún me quieren, porque a veces me siento discriminada, como si fuera un estorbo”-dice la casi octogenaria, quien carga varias bolsas con huevos y panes, pues le compra los alimentos racionados a varias familias de su vecindario (como mensajera ilegal), pues alude que su pensión de 200 pesos y la poca ayuda que recibe de hijos y nietos, es insuficiente. La Ley 105 de la Seguridad Social y otras relacionadas, urgen de ser revisadas, para beneficio de quienes merecen un homenaje con hechos, más que con palabras.

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