Por: Eriberto Liranza.
De muchas maneras se puede hacer sufrir al hombre, la falta de libertad es una de ellas, pero es necesario recordar que si la causa a defender es justa, la prisión se vuelve insípida ante la dignidad y la razón.
Tal es el caso de Néstor Rodríguez Lobaina. Ni los diez años de encierro que padeció en condiciones infrahumanas, tampoco las golpizas propinadas por los carceleros, han podido doblegar el espíritu de lucha de este defensor de derechos humanos, quien desde el pasado 9 de diciembre de 2010 se encuentra encarcelado por la Policía Política en una prisión conocida como “Combinado de Guantánamo”, en el oriente del país. Es difícil imaginar como un hombre puede soportar tanto martirio.
Es conocida la experiencia del régimen cubano en manipular los puntos débiles de los seres humanos, máxime cuando estos se les oponen. Néstor mostró un lado vulnerable que haría fuerte a cualquier hombre, su talón de Aquiles que lo hace andar con pasos firmes por la vida. La Policía Política descubrió el brillo en sus ojos cuando describe a sus dos amores, Dayana Alejandra y Lorena María. Si la dictadura pudiera le sacaría las uñas, antes utiliza el amor que siente por su familia para torturarlo. Aunque no se pueden olvidar las vejaciones y golpizas que ha sufrido por el simple hecho de procurar para todos, una Cuba mejor.
Este padre ejemplar no estuvo presente en el alumbramiento de Dayana, su hija mayor. Para ese entonces, Amnistía Internacional reclamaba su libertad por ser un prisionero de conciencia. Largos años de condena les impidió a estos dos seres disfrutarse mutuamente. Casi 10 años después se repite la historia, Lorena María sí pudo sentir los brazos de papá que le arrullaron al nacer.
El sueño de Néstor por fin se hizo realidad, pero su felicidad duró muy poco. Nuevamente los que han dividido a la familia cubana por tantos años han vuelto a mostrar su odio, es que no pueden ver felices a aquellos que disienten. Estos son los momentos que aprovecha el régimen para vengarse de sus adversarios, disfrutan el dolor de un padre que extraña a sus hijas y que quisiera poder estar junto a ellas.
No hay razón para que Néstor Rodríguez Lobaina permanezca tras las rejas, no hay cargos en su contra. El motivo de este encierro es la venganza contra un hombre que no se calla ante las injusticias de la intolerancia y el totalitarismo, los Castro y sus cómplices hoy le privan de la compañía de quienes tanto ama, pero estén convencidos sus verdugos, que ninguno de los hijos de estos dictadores podrán sentir el respeto y el orgullo que Dayana Alejandra y Lorena María, sentirán por su padre.
Foto, de izquierda a derecha: Lorena María, Dayana Alejandra y Néstor, junto a su esposa Daneisi en Guantánamo.
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