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miércoles, 9 de febrero de 2011

Sindicato inconcebible

Por Aimée Cabrera.
En los noticiarios del lunes 31 de enero y al siguiente día, a través de la prensa escrita fue divulgada la sentencia dictada por la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de La Habana, a propósito de los hechos acontecidos en enero del 2010, en el Hospital Psiquiátrico conocido por Mazorra.
Los días 17 y 22 de enero se realizó el juicio oral y se público en el que quedaron probados los hechos imputados por la Fiscalía, y a los que fueron acusados según el grado de participación, por los delitos de Abandono de Incapacitados y Desvalidos, hecho agravado por el fallecimiento de personas.
Así como por Malversación e Incumplimiento del deber de preservar los Bienes de Entidades Económicas, para lo cual se impusieron sanciones privativas de libertad entre 5 y 15 años.
A continuación se mencionan nombres de los acusados y las sanciones que deberán cumplir, así como el recurso de casación ante el Tribunal supremo que pueden promover los sancionados en el término de los diez días hábiles posteriores a la notificación.
En tan lamentable hecho que parece sacado de un relato de horror, queda el lógico cuestionamiento de qué papel jugaba la sección sindical de este centro hospitalario.
Cuál fue la función mediadora del sindicato entre el colectivo de trabajadores y la administración para garantizar la disciplina laboral, la eficiencia y la calidad en cada puesto de trabajo.
Sin lugar a dudas, los que estaban en el sindicato eran tan corruptos como el resto de los trabajadores: esos que hicieron o que dejaron hacer, estos últimos serían un porciento ínfimo, pues este hospital se había convertido en un sitio donde la perversión era lo más habitual.
“El sindicato somos todos nosotros”, no parece ser un slogan que tenga en cuenta al Hospital Psiquiátrico de La Habana, cuyo deplorable suceso lo convierte más en un campo de concentración que en una institución al servicio de quienes dependen de trabajadores abnegados, debido a sus discapacidades que los convierten en desvalidos.
Esos sindicalistas que prefirieron avasallarse a la administración y a la dirección corrupta del hospital Mazorra debían ser analizados en el diario Trabajadores, órgano de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), caracterizado por idealizar al sindicato aliado número uno de la corrupción, y por adular toda medida estatal, esté o no, a favor de la bonanza de la clase trabajadora.

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