Por: Martha Beatriz Roque Cabello.
En los países democráticos existe un conjunto de grupos o partidos que se oponen a la política del Gobierno. De igual forma en los cuerpos legislativos –casi siempre en minoría- impugnan las actuaciones del Gobierno. También así se le llama a los sectores de la opinión pública adversos al poder establecido. En fin, la oposición política está reconocida internacionalmente, claro con excepción de los países totalitarios como Cuba.
En estos momentos las personas con ideas contrarias a los que están en el poder, han demostrado que se pueden llevar a cabo transformaciones si se dan a conocer estos desacuerdos, en particular de forma pacífica. Es una corriente que ha recorrido varios países africanos y que en estos momentos toma cuerpo en otros. Algunas personas se preguntan: ¿Y por qué en Cuba no pasa algo similar?
Habría que decir a favor de los que detentan el poder en el país, que han sido muy inteligentes en la instauración del control personal, el cual comenzó disfrazado como justicia social, defensa de la agresión yanqui, etc., pero del plano ideológico pasó al del temor propio, haciendo que el individuo se subordinara totalmente a las disposiciones del Estado.
Para los que no han vivido en un régimen tiránico, esto resulta muy difícil de comprender, quizás hasta para aquellos que han padecido las dictaduras de derecha. Cada paso que se toma en cualquiera de los sentidos: económico, social y político, tiene como fin mantener el control total. Es por eso que el esquema que transmite alguna esperanza de futuro de vida al ciudadano cubano promedio, está vinculado con la lealtad al sistema. Los que no se someten a ello solo ven su futuro fuera del país, aunque no se puede descartar porque así lo ha demostrado la historia, que los que inmoralmente apoyan al gobierno también pretendan emigrar.
La jerarquía gubernamental pretende sojuzgar a todo el pueblo, y cuando menos tenerlo intimidado. Pero desde el comienzo tuvo oposición a ello. Primero les fue más fácil llevarlos todos a prisión e incluso fusilarlos, ya más tarde se le complicaron las cosas y tuvo que hacer concesiones, pero siempre con su anuncio de que la “Revolución” no actúa bajo presión. No obstante, nuevamente se vio en la necesidad de sacar de prisión a los 75 opositores que fueron encarcelados en la Primavera Negra de 2003, proceso que demoró 8 años.
Así es precisamente como se mantiene la cúpula obsoleta que dirige el país, de aire en aire. En aquellos momentos pensaron que acabarían con la disidencia interna, y se equivocaron, surgió un movimiento de familiares de los presos políticos que los obligó a excarcelarlos, las Damas de Blanco jugaron un papel fundamental en ello, pero no se puede dejar de pensar en el asesinato de Orlando Zapata Tamayo, el trabajo constante de la oposición interna y el apoyo del exilio.
En el ciclo actual en que se encuentra la dictadura, intenta lo mismo que siempre, acabar con la oposición. Su juego se basa en tres estrategias que han sido durante estos años como un lazo, algo que se repite y se vuelve a repetir, el propósito es: “desangrar” la disidencia, sacando del país a todos los que accedan a irse; “desprestigiarla”, o sería mejor decir “tratar de desprestigiarla”, con sus videos televisivos que son palabras que se van al viento; y como siempre “dividirla”, para lo cual cuenta con numerosos cooperantes dentro de ella que no merecen ser nombrados como agentes, porque en la mayoría de los casos actúan bajo chantaje.
En los últimos días se ha podido elaborar una lista parcial de aproximadamente 15 disidentes que han abandonado el país, junto con sus parientes y haciendo compañía a los presos que se han trasladado a España, sin tener relación familiar alguna con los excarcelados; y se conoce que hay otros en espera de esta oportunidad que han sido momentáneamente acallados. En particular les molestan los miembros de la Coalición Central Opositora, la que dirige Idania Yanes Contreras, y que tanto apoyo ha encontrado en la sociedad civil de las provincias centrales, cada día crece el número de personas que se le acercan para buscar soluciones a los problemas que el régimen ni les hace caso.
La oposición, con menos miembros por un corto período porque diariamente se suman personas a ella, seguirá haciendo su trabajo. Quizás algunos piensen que no significa nada, pero se equivocan, para el gobierno es algo desgastante, baste con echar una mirada a las movilizaciones que tiene que realizar cada vez que hay una actividad en cualquier lugar del país, y es que existe un gran temor de que se conviertan en la punta de lanza que desaten las protestas generales del pueblo.
Sólo hay que esperar, el fruto de este trabajo de tantos años ya no está verde, ha comenzado a madurar, los disidentes pueden vivir penetrados por la policía política, no hay necesidad ni de espantar estas moscas, todos las conocen y permiten que estén alrededor, porque ciertamente, aunque en algún momento puedan hacer algún daño, no es relevante; la oposición cubana, tanto dentro como fuera de la Isla, llevará a nuestra Patria a la libertad y la democracia.
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