Por José Lozano García, preso en el Combinado del Este, con una sentencia de 4 y medio años por desacato. De Andalucía, Granada. Lleva preso 4 años.
Desde el principio del año 2011 no tan solo los cubanos americanos, sino también cualquier norteamericano puede mandar la cantidad de dinero que le plazca a cualquier conocido en la Isla.
Con un saldo comercial deficitario, una deuda externa que representa el 27% del PIB, una inflación del 5%, un estimado 40% de la capital Habana, pobre o muy pobre; una economía en bancarrota, un país al borde del precipicio, ese dinero fresco regalo del enemigo imperialista, unido a la remesa de los cubanos-americanos será bienvenido y ayudará indubitablemente a la concretización de la nueva reforma económica.
Esta liberalización de la escaza economía estatal debería tener una notable incidencia sobre el desarrollo de las fuerzas productivas y bienestar social. Pero más bien que demorarme sobre la supuesta incidencia económica que las medidas norteamericanas y las de la liberalización estatal de la economía cubana traerán, me preguntaré por qué el tan orgulloso nacional socialismo cubano tardó tanto tiempo en percatarse que la autarquía económica conduce a la bancarrota.
La deficiente economía estatal, o capitalismo de Estado, no desarrolla las fuerzas productivas. Un trabajador sin estímulo en su trabajo, es un trabajador que no produce, en fin no se entiende por qué.
Un primer elemento de respuesta a esa pregunta se puede hallar en el mando único de una persona durante casi 5 décadas. Una sociedad gobernada de esa manera pierde su sentido autocrítico, supedita su presente y futuro a una visión unilateral de la realidad. Tan solo se puede autoregenerar perpetuando su monoteísmo político y económico de forma lineal, no crece.
La segunda se desprende de la primera, las supuestas teorías económicas independentistas o de intercambio desigual, teoría esta última que presupone que los intercambios comerciales benefician los centro países desarrollados en detrimento de los periféricos países subdesarrollados; de lo cual se desprende la necesidad de recolectar del sistema de libre intercambio de bregarse sobre sí mismo la autarquía económica. Dichas teorías se desvelaron erróneas de 1980 a 2007, gracias al neoliberalismo y la globalización el PIB progresó a nivel mundial de 145%, un promedio de 5,4% cada año, reduciendo la mortalidad infantil y prolongando la esperanza de vida en los países subdesarrollados, sacando a millones de personas de la pobreza, incrementando las ventas por habitante en China, India, Brasil, etc., y la emergencia económica y política de dichas naciones en el ámbito internacional.
Lamentablemente las dictaduras son las desgracias de los países subdesarrollados, las cuales obstaculizan cuando no, retroceden su desarrollo económico y social; a la par que violan los derechos humanos y libertades democráticas de sus pueblos.
Las dictaduras parecen incompatibles con las sociedades complejas de los países altamente desarrollados, la democracia se impone. Tras las derrotas de los sistemas totalitarios, tanto fascista militar como comunista ideológico, las democracias vencedoras de la contienda -verdadera revolución del Siglo XX- sigue su rumbo toda vela adelante. Aunque siga arremetiendo contra su enemigo imperialista, el fasci-castrista poder político agacha la cabeza y acepta humildemente la migaja de pan que este le ofrece de momento, esperando días mejores. Pero el fracaso del supuesto socialismo “made in Cuba”, deja presagiar que aunque siga arremetiendo contra su otro enemigo el neoliberalismo, este se infiltre por las grietas abiertas dentro del sistema, por el mismo acosado sistema. Dichas grietas se convertirán en la vida real, a medida que la colectividad tome conciencia que el bienestar social de una economía orientada hacia el mercado ofrece más beneficio que las privaciones y pauperización de una economía estatal.
Para mí no hay pueblo oprimido, hay tan solo pueblos que se dejan oprimir, lo que implica que la libertad se conquista.
Los intentos revolucionarios en Oriente Medio y el Mediterráneo lo demuestran, por eso me parece imprescindible la mancomunión de las diversidades que componen la oposición cubana en torno a un objetivo preciso, capaces de darle contundencia en el interior a la vez que le den más credibilidad y legitimidad como fuerza política en el exterior para hallar los medios adecuados, con la coyunda del pueblo oprimido, para acabar con este anacronismo, vestigio de una guerra fría que acabó hace 20 años el fasci-castrismo.
El mal momento por el que está pasando cierta autocracia en Oriente Medio y en el Mediterráneo y la heroica victoria de los pueblos egipcios y tunecino lo demuestran. La libertad es circunstancial al ser humano, pero la libertad se conquista, la libertad siempre tiene su precio. El pueblo cubano tiene que liberarse de la cadena del yugo fasci-castrista para dentro de la diversidad, pluralidad y libertades democráticas, incorporarse al conjunto de naciones donde el individuo dejó de ser un esclavo de un Estado totalitario, la democracia.
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