Por Aimée Cabrera.
Bárbara Pesce-Monteiro, representante residente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Cuba elogió el modelo económico cubano, considerándolo “sostenible, integral e innovador”.
El martes 3 de julio fue la sesión inaugural del VIII Encuentro Internacional de Contabilidad, Auditoría y Finanzas en el Palacio de las Convenciones de La Habana, donde la alta funcionaria destacó el compromiso de las Naciones Unidas, y en especial del PNUD de colaborar con Cuba.
Se desconoce hacia qué sector de la sociedad están encaminados sus halagos, porque esta señora parece asistir a lugares escogidos que dan una idea errónea de la situación que vive el cubano medio, donde los índices de pobreza, sobre todo en la población de la tercera edad, ha aumentado de manera considerable, sin aparecer datos fidedignos sobre estos y otros temas sociales, que son la crítica abierta de quiénes los padecen.
En este importante encuentro hay más de 600 delegados de 29 naciones, así como, representaciones de las prestigiosas firmas internacionales de auditoría Price Waterhouse y KPMG.
Se espera que los principales funcionarios de la Isla que están a cargo de las entidades que deben controlar y estimular resultados convincentes en estas esferas no utilicen el cónclave para mostrar un ideal inexistente.
Miles de trabajadores han quedado cesantes por la desaparición y fusionamiento de empresas estatales; los que han tomado el camino del trabajo no estatal ven frenos a cada paso, y a la mayoría les es imposible lograr estabilidad y prosperidad por lo que tienen más pérdidas que ganancias que repercuten en la armonía familiar en general.
No se debiera elogiar lo que está por escrito y en muy pocas esferas ha sido llevado a la práctica. La desesperación de los cubanos es latente. Tendría que salir la Sra. Pesce-Monteiro, vestida como un turista foráneo más, a las calles habaneras de barrios como Cayo Hueso, Cocosolo o Atarés, y conversar con las personas que no están disfrazadas, su humildad se nota a simple vista, y la preocupación de sus mentes por resolver cuestiones como el techo donde viven o qué llevarse a la boca le darían un viraje total a sus alabanzas.
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