Por Francisco Sau Boíx.
Barcelona/ Mambí en A/ En el año 1981 tropas armadas por orden de la dictadura dinástica de la familia Castro asaltan la sede de la embajada de Ecuador en La Habana, Cuba.
Un hecho extraordinario como tantos otros perpetrados por el oprobioso régimen que no tuvo la repercusión internacional que ha tenido por ejemplo el caso de Julian Assange, que ha decidido permanecer en la embajada de Ecuador en Londres para intentar evadir la justicia.
Cuba para la humanidad, viene siendo como los tan enigmáticos agujeros negros, donde la prensa, los principios éticos, morales, los derechos humanos, las convenciones internacionales, desaparecen a la vista de todos, y el mundo los acepta como algo que sucede fuera del conocimiento humano, razón por la cual no lo explican, pero tampoco lo condenan. La realidad es que durante más de medio siglo suceden estos fenómenos y continúan sucediendo, y lo peor, con más fuerza.
Mientras la ONU es incapaz de frenar el genocidio que sufre el pueblo sirio bajo las garras del tirano Bashar Al Asad, en otro extremo del planeta se legitima a los terroristas en una convención, sentados y parlamentando, no para explicar y rendir cuentas sobre sus crímenes, narcotráfico y secuestros, sino para discutir en qué partido político se presentarán a elecciones, en igualdad de derechos, como condición indispensable para abandonar las armas, los terroristas, asesinos y narcotraficantes. ¿Y dónde se lleva a efecto ésta convención…? Pues precisamente en el agujero negro de la humanidad, en Cuba.
El optimismo del actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ante la convención de terroristas en la cuna de los terroristas, resulta hasta infantil si se le libera de pecado. Santos, no solo le ha extendido una alfombra roja a los terroristas, sino que además, les ha hecho varias reverencias, si se tiene en cuenta que desde el mes de Mayo del 2012 realizó los primeros contactos a escondidas del mundo y de su pueblo, en Cuba.
Los avances tecnológicos de los últimos años han sido sorprendentes, más sin embargo, los hechos demuestran que para nada han influido en la mejora de la cualidad de la humanidad, al menos, mientras existan ciertos agujeros negros.
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