Barcelona/ Mambí en A/ La angustia se lee en los rostros de los familiares de los presos, congregados ante la cárcel georgiana de Gldani. Esta es la prisión en la que se grabó el espeluznante vídeo de torturas que ha generado una ola de indignación en Georgia, cuando quedan menos de dos semanas para las elecciones parlamentarias.
Dentro de la cárcel los guardianes han sido sustituidos por policías. Fuera, las familias rumian el miedo porque no saben si los suyos también han sido víctimas de malos tratos. "Es insoportable", dice entre lágrimas la madre de un preso. "Ayer me desmayé tres veces. No sabía que cosas así pudieran ocurrir en una prisión".
Quince guardianes y responsables de la seguridad en la cárcel de Gldani están detenidos. La ministra encargada de prisiones dimitió y ha sido sustituida por un ex defensor del pueblo y activista proderechos humanos.
El presidente Mijaíl Saakachvili promete justicia, pero el escándalo podría pasar factura al partido oficialista en las elecciones parlamentarias del 1 de octubre. Desde el Gobierno georgiano se afirma que el vídeo podría haber sido un encargo político. De hecho, una de las dos cadenas de televisión que lo difundieron es propiedad del multimillonario Bidzina Ivanishvili, líder del principal partido de la oposición. Sea como fuere, las brutales torturas y la violación que se ven en la cinta han sobrecogido a todo el país.
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