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sábado, 8 de diciembre de 2012

Huérfanos y abandonados

Barcelona/ Mambí en A/ Carlos Alberto Sigas Núñez tenía tres años cuando su padre, Alberto Sigas Hechavarría, fue desaparecido por la policía política castrista por su condición de disidente pacífico. Luis Alberto Sigas Hechavarría tenía nueve semanas en el claustro materno. El presunto crimen ocurrió el 15 de enero de 2010.

Carmen Núñez Armentos, enviudada y abandonada por el gobierno cubano, y desconocida por la disidencia interna y el exilio, apenas logra alimentar a sus hijos huérfanos con el producto de la venta de la bolsa de leche en polvo asignada al más pequeño; he sido testigo de que en los mejores momentos, solo ha tenido arroz y frijoles como único plato.

Estos niños, cuyo padre dio su vida en la lucha por los derechos humanos en Cuba, están abandonados a su suerte. No solo carecen de alimentos vitales para su desarrollo, sino hasta de juguetes para alimentar la fantasía de una infancia truncada por el odio y la maldad del tiránico gobierno de Raúl Castro.

Estoy convencido de que el pueblo cubano de las dos orillas tenderá su mano generosa para devolverles su mustia sonrisa, en compensación por la imposibilidad de devolverle a su asesinado padre. Mi corazón se desgarró cuando Carlitos condicionó estrecharme la mano a que yo fuera amigo de su papa.

Indigna el fariseísmo del régimen cuando se ufana de no tener ni un solo desaparecido y de desvelarse por el bienestar y la felicidad de los niños cubanos. Díganselo no solo a la Unicef y al resto del coro de tontos útiles, sino también a Carlitos y a Luisito.

Mientras la camarilla de usurpadores del poder asigna ingentes recursos a sostener y premiar su hipertrofiado aparato de represión política, dos pequeñas víctimas inocentes sufren hambre y necesidades. El régimen les pasa factura por las ansias libertarias de su padre.

Desde La Habana, Cuba, José Alberto Álvarez Bravo, periodista independiente.



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