Foto: Carlos Alberto y Luis Alberto Sigas Núñez.
A Cecilia Molinero:
Ha quedado evidenciada una vez la razón de Martí cuando dijo: “Los hombres van en dos bandos, los que aman y fundan, los que odian y destruyen”. Cecilia pertenece por entero al primer grupo, los Castro y sus cómplices lideran el segundo.
Cecilia juntó sus pequeños recursos con su gran corazón y les envió un paquetico a los niños del disidente pacífico desaparecido por la policía política, Alberto Sigas Hechavarría.
Carmen Núñez, probablemente viuda de este mártir de la resistencia anticastrista, recibió confiada su pequeño bulto, cubierto de cinta adhesiva. No podía sospechar cuánta maldad había sido cometida con este cariñoso envío de Cecilia Molinero, noble fruto de la matriz sevillana. A pesar de que el sobre especificaba que el contenido era para un niño delicado de salud, un alma ruin y despreciable, de las que proliferan como hongos en el pervertido feudo Birán, abrió el paquete, contaminó los petes de chocolate con bicarbonato, en el envase de este producto añadió café, abrió los envases del comino y la pimienta y les extrajo parte del contenido, y por último se robó 5 de los 20 euros que con amor y sacrificio Cecilia había enviado.
Cecilia tuvo además el mérito de ser la primera persona que se solidariza con la desventura de esta familia, víctima de la criminalidad del grupo de rufianes que ha convertido a Cuba en su finca privada.
Carlos Alberto y Luis Alberto Sigas Núñez, quienes por su extrema orfandad apenas disfrutan alguna de estas caras golosinas, armaron una clamorosa algarabía y su madre tuvo que lavarles los petes, que malas manos habían contaminado.
De los sobres del bulto, noten que el interior está roto, por donde extrajeron el contenido para robar y sabotear el alimento de los niños; luego hay que oír a los testaferros del castrismo llenarse la boca con frases altisonantes sobre el “desvelo” de “la revolución” con los niños cubanos. Veremos qué van a decir sobre este indignante atropello, si es que algo dicen.
Informó desde La Habana, Cuba, José Alberto Álvarez Bravo, periodista independiente.
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