Por Francisco Sau Boíx.
Barcelona/ Mambí en A/ El candidato por el oficialismo para las elecciones presidenciales de Venezuela, Nicolás Maduro, silba mejor de lo que habla.
Puede catalogarse con toda tranquilidad sin temor a equivocaciones, como patética la pobre campaña electoral de Nicolás Maduro, en términos argumentales. El único argumento que ha lanzado incansablemente y que ha quedado grabado hasta ahora en la memoria no solo de los venezolanos, sino de todo el mundo, es su devoción por el fallecido Hugo Chávez, al que en ocasiones santifica, y en otras lo coloca en un pajarito, algo que seguramente no le gustaría mucho al difunto mandatario, sobre todo teniendo en cuenta la cultura avícola de la sociedad latinoamericana, o en otras palabras, la cultura avícola del "macho latino".
Muchas culturas en el mundo, pero en especial en Latinoamérica, ha utilizado para señalar al hombre falto de valentía, entre muchos epítetos, aquellos relacionados con las aves, como por ejemplo: ¡ese es un gallina!, para señalar al cobarde; ¡ese es un grandísimo pájaro!, para señalar a un muy cobarde o muy afeminado (la historia ha demostrado que afeminado no es sinónimo de cobarde, pero aún así, los latinos continúan haciendo caso omiso de la historia, como en tantas otras cosas); ¡ya cantó el pájaro!, para señalar en un grupo al que se acobardó o suele acobardarse; y muchos otros, que van desde el reguero de plumas, pasando por el canto, hasta el de poner huevos; ¡que no es lo mismo llevarlos, que ponerlos!
Por eso hoy, cuando me encontraba en un supermercado de Barcelona, España, con unos compañeros de trabajo (soy cubano, latino, pero vivo en España) y les señalé con una sonrisa maliciosa y malintencionada un envase de cartón que anunciaba su contenido y que decía: “Huevos de Gallinas en Libertad”, me respondieron sorprendidos: “son huevos de gallinas que se han criado en libertad”. A lo que respondí: “sí, sí, ya lo sé, pero…”
Por más que insistí, no podían comprenderme, como tampoco puedo comprender, como un aspirante a presidente puede pronunciar silbidos más elocuentes que sus palabras, y lo peor, que siendo latino, no tenga el más mínimo pudor de que lo confundan con un pájaro.
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