Por Francisco Sau Boíx.
Antes que nada quiero reiterar mi respeto para todos los cubanos que dentro de la isla se enfrentan sin recursos de ningún tipo, a todo un régimen represivo y despiadado que con los años se ha ido radicalizando y deshumanizando hasta llegar al punto de ser comparable, con los peores regímenes que han manchado de sangre la historia de la humanidad.
La dictadura dinástica de la familia Castro tiene una larga lista de víctimas mortales en su historial represivo de más de 54 años de explotación y esclavismo sobre el pueblo de Cuba, inclusive en los últimos 3 años esa lista ha vuelto a incrementarse con triste alegría.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo en una prolongada huelga de hambre marcó un antes y un después en el accionar del activismo pacífico cubano; tal vez, por ser el primer mártir de la última década conformada por una nueva generación de patriotas dispuestos a entregar sus vidas, por la Cuba Libre que tanto anhelaban aquellos que otrora también fertilizaran nuestra tierra con su preciada sangre, nuestros Honorables Mambises.
Dicho esto, debo decir que la muerte de los mártires sea del país que sea, debe servir para la toma de consciencia de su pueblo, y en ningún caso, como guía para un suicidio colectivo. Esto solo serviría para entregarle en bandeja de plata, en éste caso a un régimen que se sabe vencido, una fácil victoria inmerecida.
Por tanto, debo confesar que como cubano, estoy tristemente preocupado por los huelguistas de Santiago de Cuba pertenecientes a la UNPACU, organización que José Daniel Ferrer García ha convertido en una de las más efectivas para movilizar y concientizar al pueblo, en la importancia de que solo un CAMBIO socio-político puede garantizar el establecimiento de una sociedad más justa, una sociedad libre y democrática.
Solo espero y deseo, que la lucha pacífica continúe cobrando fuerzas y sumando pueblo, y en ningún caso, detenerse. No hay ninguna organización en el mundo que aprese y juzgue a dictadores criminales en el poder; Fidel Castro y su hermano Raúl, han asesinado, están asesinando, y continuarán asesinando. Ya no les importa uno más, ni cien más, ni mil más, lo sabemos todos los cubanos, y lo sabe el mundo.
Deberíamos preguntarnos entonces, una huelga de hambre colectiva ante un régimen así, es Lucha Pacífica o Suicidio Colectivo.
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