Por: José Alberto Álvarez Bravo.
El 3 de enero de este 2014, el monopolio estatal cubano de la telefonía inalámbrica cortó mis llamadas nacionales, pues las del exterior apenas existían desde que pedí ayuda fuera de Cuba para denunciar dos presuntas desapariciones forzadas por motivos políticos.
Esto lleva a pensar en dos preguntas lógicas: quién soy –o más bien qué hago- y por qué esta medida inusitada, pues los apagones telefónicos son masivos y de corta duración, y en relación a eventos específicos.
Simplemente soy un anciano indefenso que tomó la decisión de no refugiarse en otro país, para ejercer a contracorriente mis derechos ciudadanos y contribuir a que otros también puedan ejercerlos; ¿de qué formas? en 2011 comenzamos a reunirnos en espacios públicos, iniciativa por la que fui secuestrado en trece oportunidades, amén de un allanamiento y robo de todas mis pertenencias, con tres días de encierro en las mazmorras de la dinastía Castro. Mediante la fuerza bruta desarticularon la actividad, pues había puesto muy nerviosos a los perpetuos.
El 7 de abril de 2013 comenzamos a grabar pequeños clips de video, donde los ciudadanos cubanos ejercemos nuestro elemental derecho a exigir cambios para nuestra patria, excluyendo la presencia de quienes llevan más de medio siglo rigiendo los destinos de la nación sin el consentimiento explícito de la ciudadanía. A diez meses de comenzar la labor, y pese a limitaciones de todo tipo, ya nos hemos juntado 1040 personas para demostrar que los cubanos no queremos a estos malos gobernantes que no elegimos. Denominamos este esfuerzo Cuba EXIGE, y la reacción del régimen no se hizo esperar; cuatro meses después de comenzar a subir nuestro trabajo a internet, el monopolio oficialista Cubavisión sacó al aire un espacio denominado Cuba dice, antítesis de Cuba EXIGE.
En un vano intento por detener mi accionar por la libertad de Cuba, la maquinaria represiva ha probado diversos métodos, donde el robo de mis pertenencias ha ocupado un lugar cimero; el Teniente Coronel de la policía política Fernando Tamayo, -a quien al conocerlo le atribuí la condición de oficial pundonoroso- me robó personalmente un móvil y una cámara fotográfica, el 11 de septiembre de 2011, durante un secuestro nocturno; este sujeto ya me había robado $300.00 USD enviados por un amigo exiliado, interceptando al mensajero. El rastrero despojo de los bienes de sus víctimas es la imagen que no publicitan los medios sobre los presuntos “hombres color del silencio”.
¿Por qué afirmo que Cubacel me bloquea y se burla?, ahh, porque insatisfechos con el grosero espionaje de nuestras líneas, a los treinta y cinco días de bloqueadas mis llamadas nacionales he recibido un mensaje de los testaferros tecnológicos de la dinastía; ETECSA informa: PROMOCION. La recarga de saldo desde el exterior a partir de 20.00 CUC, duplica la cantidad recargada. Del 10 al 13 de febrero.
Como al parecer mi línea no me será restablecida, ETECSA pretende esquilmar a mis amigos y familiares fuera de Cuba, confiscando mi elevado saldo ($210.00 CUC el 6 de enero) más lo que pudieran adicionarme en la presente PROMOCION.
Atentos, amigos, los delincuentes empoderados en nuestra patria son insaciables en su codicia.
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