Barcelona/ Mambí en A/ La historia de Juliet Michelena Díaz debe comenzar por decir que es una mujer negra de 32 años de edad y muy valiente. Ella vive en un barrio marginal en el municipio de San Miguel del Padrón en La Habana, que se llama La Corea.
El domingo día 6 de abril, un auto patrulla de la PNR la fue a buscar a la casa arrestada por amenazas, según decía la mujer que la empujó, Juliet había ido a su casa con palos y unas cuantas personas más. Ella no sabe ni donde vive la susodicha solo que se llama Niurka.
No quiso ir con la policía porque lo que está establecido en el Código Penal es que para arrestarla deben llevar una orden de detención y no la tenían.
Se fueron y volvieron el lunes, ella les dijo lo mismo que debían presentarle la orden de detención y la policía le manifestó: “ahora venimos con refuerzos”. Efectivamente llegaron a la casa ese día 7 sobre las 4 de la tarde en tres autos entre ellos un jeep. Eran 2 mujeres policías, 2 hombres vestidos de civil y 4 policías más que regaron spray pimienta en los ojos de dos sobrinos que estaban en la casa, uno de 16 años y el otro más chico y una bebé que estaba en un andador, también le dieron una patada al andador. Fueron muy severos al cogerla detenida y le rompieron la ropa. La trasladaron para la Unidad de la Policía de San Miguel del Padrón y cuando el esposo que también es comunicador y se llama José Antonio Sieres Ramallo, la fue a buscar, lo dejaron arrestado y después lo soltaron.
Yo me personé en la Unidad y un capitán que me trató muy mal dijo que solo le daba informaciones al esposo, pero
nosotros no quisimos que entrara para que no lo volvieran a detener.
Pasaron 72 horas sin saber donde ella estaba, ella ni tomó agua en ese tiempo, no por estar en huelga de hambre, sino porque no come nada del régimen. Finalmente un policía que vive cerca de su casa comenzó a comentar que estaba en el Vivac. Allí fue el esposo y se la dejaron ver y lo autorizaron a que fuera al día siguiente para que le llevara comida. La visita fue delante de un oficial de la seguridad del estado el que dijo que no sabía nada del caso y que no le podía dar el número de expediente para que le hiciera el contrato con el abogado, requisito indispensable.
El sábado 12 podía verla a las 2 de la tarde para que le llevara comida, pero el oficial de la SE que quedó en estar allí no estuvo y la posta le dijo que no la podía ver más que el juicio era el día 14, el lunes, y le dio el número de expediente, por ser sábado era imposible contratar un abogado por lo que decidió el lunes por la mañana dirigirse
bien temprano a la fiscalía y al tribunal municipal.
El tribunal le dijo que el juicio había estado programado para el día 10 por amenzas pero que los papeles no tenían la suficiente evidencia y los devolvieron y se suspendió el juicio, y que ahora habían vuelto a traer los documentos pero que la acusaban de atentado, no sabían contra quien.
Por su parte la fiscalía dijo que solo tenía el número de expediente registrado y que no sabía más.
El esposo se dirigió al Bufete Colectivo Salvador Allende y allí después de 3 horas de espera lo atendió una abogada llamada Lourdes Azúa, la que no le quiso hacer el contrato so pretexto que le faltaban datos y que debía ir con un papel que le dio, a solicitar los datos a la fiscalía. Retornó allí y le dijeron que eso era responsabilidad de la abogada que tenía que buscar todos esos datos. Como si fuera un juego de las candelitas volvió a la abogada, la que le dijo que fuera a la Estación de policía a buscar el nombre del instructor y que el jueves 17 retornara para hacerle el contrato.
El martes 15 fue al Bufete colectivo de San Miguel del Padrón y un abogado de nombre Nelson, le hizo el contrato sin pedirle más dato que el que tenía el número de expediente. Pero le pidió 25 cuc para el transporte.
El miércoles 16 por la mañana fue a ver al Vivac a Juliet para comunicarle lo del abogado y lo dejaron verla 10 minutos, pero como ella no come el jefe del vivac lo autorizó a que fuera por la tarde a las 5pm a llevarle comida. Pero a las 2 pm llamó Juliet para decir que se la llevaban de traslado para la prisión de mujeres Manto Negro.
El esposo llamó al abogado para comunicárselo y éste lo insultó por teléfono porque José Antonio no le había dicho que ellos eran disidentes, algo que no tenía que ver con una acusación por un delito común, y le dijo que no había podido ver a la esposa porque la habían trasladado pero que él iba a tratar de defenderla por desacato. Sin ni siquiera haber hablado con ella, ya la acusaba de desacato, por lo que José Antonio decidió retirar ese abogado.
A las 5 pm le permitieron nuevamente llamar por teléfono a Juliet para informar que la habían regresado al Vivac, porque los papeles que enviaron a la prisión no estaban correctos.
Hasta aquí lo que se sabe, hoy el esposo iba nuevamente al Vivac por la mañana para tratar de verla. Ella iba a tomar agua porque dice que estaba orinando muy oscuro por la falta de líquido, pero no está en huelga de hambre, solo que no come la comida del penal.
Muchas gracias por todo lo que puedan hacer por ella, está presa injustamente, solo por molestar al régimen con sus noticias ciudadanas.
Atentamente, Martha Beatriz Roque Cabello.
La Habana, Cuba.