Barcelona/ Mambí en A/ Milfred Reyes Reyes está angustiada. Lleva una semana sin salir del área de Atención al Familiar de Paciente Grave, conocida como “el contenedor”, en el hospital habanero Calixto García. Su hijo Julio Abel Ferrer Reyes, -Abelito- se debate entre la vida y la muerte en la Sala de Cuidados Intensivos, a unos cien metros de este local. Con dieciocho años de edad, los médicos se afanan en salvarle la vida, cada vez con menos resultados. Pese a todos los esfuerzos realizados y la amplia gama de medicamentos empleados, una tuberculosis muy severa amenaza acabar con su vida.
Hoy domingo 12 de octubre de 2014, Milfred se ve desencajada, con el agotamiento físico y mental consonante con su permanente vigilia, con el sobresalto con cada llamada al 838 21 97, extensiones 636 ó 607, en procura de noticias frescas sobre el estado clínico de Abelito. Confiesa que ya no quiere subir al pequeño salón donde los médicos intensivistas dan el parte del estado de los enfermos. Se prohíbe grabar el parte dado por los doctores, lo que hace pensar que la salud de un paciente cubano es también un secreto de estado.
Pese a todos los pronósticos, su corazón de madre se niega a aceptar la dura realidad; su hijo está viviendo de manera artificial. Asegura que cuando se recupere exigirá otra vivienda más saludable donde instalar a su hijo, pues residen en un viejo edificio donde campea una profunda y secular humedad. Tiene otra hija padeciendo afecciones pulmonares.
La alarma y predisposición de Milfred no son infundadas. Su vivienda se encuentra en el edificio situado en el # 502 de la calle Industria, entre Barcelona y Dragones, en la ciudad de La Habana, exactamente detrás del Capitolio Nacional. De solo traspasar la puerta de su vivienda, un penetrante olor a humedad inunda nuestros sentidos. Se precisa controlar los deseos de huir de tan enrarecido ambiente.
Pero esto no es lo más grave. Los vecinos entrevistados manifiestan que ya son cuatro casos de tuberculosis detectados en el inmueble, y otras tres defunciones las atribuyen a esta enfermedad contagiosa, por lo que agregan que la causa probable de tantas infestaciones esté asociada al colapsado sistema higiénico sanitario del lugar.
Los residentes que se atrevieron a testimoniar aseguran que no reciben la atención que el caso merece, por lo que temen contagiarse o, lo que sería peor, estar ya contagiados sin saberlo. “Aquí no ha venido nadie”, afirman los testimoniantes.
Informó desde La Habana, Cuba, José Alberto Álvarez Bravo.
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