Barcelona/ Mambí en A/ Lilian Tintori y la alcaldesa de San Cristóbal, Patricia de Ceballos, esposas de los presos políticos Leopoldo López y Daniel Ceballos, denunciaron los tratos crueles, inhumanos y denigrantes que están siendo infligidos a los líderes políticos por las autoridades de la cárcel militar de Ramo Verde, violaciones de Derechos Humanos que han llegado incluso a arrojarles excrementos a través de los barrotes de las celdas.
“La madrugada del sábado 24 de octubre no los dejaron dormir. Esa madrugada con premeditación y alevosía el señor Homero Miranda, ni siquiera merece que lo llame coronel el director de Ramo Verde, le dio la orden a sus custodios de hacer necesidades fisiológicas en unas bolsas plásticas, que luego amarraron con unas cuerdas. Se subieron a la azotea y comenzaron a golpear las bolsas contra las rejas de la ventana hasta romperse, llenándolos a Leopoldo, Daniel, Enzo y Salvatore de pipí y pupú. Eso es una porquería lo que ha hecho Homero Miranda, cumpliendo la orden de Nicolás Maduro. Yo admiro la irreverencia y la voluntad de seguir luchando de Leopoldo, Daniel, Enzo y Salvatore, de protestar de forma pacífica, hoy nosotros somos su voz”, relató Patricia De Ceballos.
Explicó que los 4 dirigentes políticos desde su reclusión han sido objeto de aislamiento, prohibición de visitas de terceras personas, violación de la privacidad a la correspondencia, requisas violentas, torturas psicológicas y físicas que constituyen una flagrante violación a los tratados internacionales sobre Derechos Humanos.
“Cada vez que tienen una audiencia les perturban el sueño, esa madrugada del 24 de octubre tampoco los dejaron dormir, colocaron silbatos y sirenas hasta las 2:00/3:00 am, golpeaban fuertemente las garitas, detonaron disparos, le dieron barrotazos a sus celdas, les pusieron música con consignas políticas como Chávez vive, la lucha sigue; sacan en ropa interior a Scarano de su celda, le caen a golpes, le niegan la realización de exámenes médicos, permanecen castigados sin poder ver ni siquiera familiares, incluyendo a sus hijos, les prohíben hacer llamadas. ¿Qué acaso esto no es un trato cruel y denigrante? Y por si no fuese suficiente les lanzaron baldes con excrementos humanos, pipí y pupú, que tienen serios riesgos a la salud de nuestros esposos. Luego les cortaron la luz eléctrica y el agua para que no pudieran bañarse ni limpiar su celda, y durmieron con esa porquería toda la noche”.
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