Barcelona/ Mambí en A/ A las 3:30 de la madrugada del 14 de enero en el hospital Miguel Enríquez (antigua Benéfica) en el barrio Luyanó del capitalino municipio de 10 de Octubre, Cuba, se hallaba la señora Andrea Angélica Félix Fariñas de 49 años de edad y vecina de los alrededores de la localidad. Ella se encontraba en estado de intranquilidad y al parecer –por la forma que respiraba- presentaba una crisis de asma.
Después de ser atendida en el Cuerpo de Guardia le prescribieron una inyección endovenosa de dextrosa. Al preguntarle Andrea al enfermero qué le iba a suministrar, le explicó que eso no era para el asma, sólo un compuesto de agua de azúcar.
La paciente en medio de su estado de alteración comenzó a hablar con el enfermero, delante de todos los que allí se encontraban, y le explicó que el motivo que la hizo ir allí fue una riña familiar y que luego llamaron a la policía, los agentes la condujeron en una patrulla hasta la Unidad de Policía de Aguilera, y de allí la trasladaron a este hospital, dejándola sin zapatos.
La mujer se quejaba constantemente de que la policía le había robado las sandalias y también unos cucuruchos de maní que ella vendía en una carretilla que tenía a su lado.
Luego de la inyección se sentó en el lobby del cuerpo de guardia y allí comenzó a sentirse mal, con falta de aire, hasta que cayó al piso convulsionando y soltando espuma por la boca. Los pacientes y acompañantes que se encontraban en el salón salieron de prisa en busca de un médico y al llegar a la consulta de medicina se encontraron con dos médicos que no eran cubanos, por su forma de hablar parecían de algún país latinoamericano. Llamaron al camillero, quien tardo más de 30 minutos sin aparecer, mientras que Andrea seguía tirada en el piso.
Los presentes en el lugar comenzaron a inquietarse pidiendo hicieran algo por la mujer en el suelo, repitiendo que no la dejaran morir; buscaron a una doctora, que al parecer era la Jefa de la Guardia, que estaba durmiendo en el cuarto de al lado de la consulta y vestía de rosado.
No se pudo saber cuál fue el final de esta mujer, ni tampoco quien se responsabilizaría por tamaña negligencia.
Informó desde La Habana, Cuba, Miladys Carnel González, Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.
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