Por José Alberto Alvarez Bravo.
Barcelona/ Mambí en A/ No sé quién es Orestes Rodríguez. No recuerdo haber leído nada suyo anterior a su opinión expresada en ORESTES RODRÍGUEZ: Represión constitucional, publicada el 6 de enero en el Nuevo Herald. Me motiva redactar estas líneas su mención del apotegma gandhiano “en cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”. También obedece a un compromiso contraído con un hermano exiliado, Blas Anaya.
Es precisamente la comprensión de que la Ley de Peligrosidad Predelictiva es una aberración jurídica, contraria a la dignidad del hombre, lo que nos ha motivado a un grupo de cubanos a iniciar una campaña nacional de recogida de firmas para apoyar una propuesta de ley, -en fase de redacción por parte de la Asociación Jurídica Cubana- para demandar su derogación, pues la Ley de Peligrosidad Predelictiva –también conocida en la población como “el peligro”- es un instrumento jurídico, tipificado en el Código Penal, que le permite a las autoridades enviar a prisión a personas aunque no hayan cometido delitos.
Atribuimos singular importancia a esta iniciativa –Ciudadanos contra la Ley de Peligrosidad Predelictiva- porque implica una invitación al pueblo cubano a manifestarse masivamente contra esta impopular medida represiva, aplicable a criterio de cualquier autoridad policial. De esta manera, también intentamos potenciar el hasta ahora inexistente hábito de la sociedad cubana de manifestar claramente su rechazo a leyes injustas, que cercenan los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos.
En el momento en que se redacta esta nota, 11 de enero de 2015, ya hemos juntado 489 firmas en apoyo a esta iniciativa, pese a encontrarnos solo en el inicio de esta campaña.
Contamos con acceder a la ciudadanía a través de los activistas de derechos humanos y ciudadanos simples que acepten apoyar esta iniciativa, que empodera al pueblo cubano.
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