Barcelona/ Mambí en A/ Impedir un desahucio, alterar gravemente el orden público en las proximidades del Congreso, escalar un monumento, acampar en la Castellana u okupar una entidad bancaria, serán a partir del miércoles motivo de sanción de 100 a 600.000 euros, con la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Ciudadana.
Calificada como ley "mordaza" y cuestionada por toda la oposición y las organizaciones sociales, el texto que se aplicará a partir del 1 de julio, luego de año y medio desde que el Ministerio del Interior lo presentara a finales de noviembre como su proyecto estrella de la legislatura.
Y aunque ha sido suavizado en su tramitación parlamentaria, rebajando incluso la gravedad de algunas conductas que sanciona, la ley salió finalmente de las Cortes con el solo apoyo del PP, el anuncio de derogación si otros partidos llegan al poder, y con un recurso ya presentado de inconstitucionalidad.
Pero también con uno de los aspectos más polémicos que la oposición tampoco logró frenar: la legalización de las llamadas devoluciones en caliente de inmigrantes a través de una disposición adicional que modifica la Ley de Extranjería.
A pesar del rechazo, Interior ha mantenido que la ley es más garantista que la norma que sustituye -la conocida como ley Corcuera o de la patada en la puerta-, que respeta plenamente la Constitución y deja menos margen a la discrecionalidad.
El Partido Popular está a punto de finalizar su periodo de gobierno, durante el cual incumplió la mayoría de sus promesas electorales, ganándose así el rechazo popular, además de los casos de corrupción, recortes de derechos fundamentales, como la ley mordaza, etc., dando muestras de una inclinación hacia un modelo de gobierno con tintes de dictadura, que se suma a la creciente ola universal de retroceso en materia de derechos humanos, salpicando así, a la hasta ahora, impoluta Europa.
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