Por Francisco Sau Boíx.
Barcelona/ Mambí en A/ Los turistas en la actualidad se sienten atraídos por promociones que inician su nombre compuesto como: turismo rural, turismo ecológico, turismo cultural, turismo religioso, etc. Pero cómo se podría apellidar un turismo que se hospeda en hoteles de lujo mientras observa y "disfruta" a través de sus ventanas las ruinas en las que malvive el pueblo cubano luego de más de medio siglo de la catastrófica dictadura comunista impuesta por la dinastía Castro.
Un turismo que come manjares como langostas y camarones mientras una gran parte del pueblo cubano en ocasiones se alimenta de patatas hervidas con sal como único plato, y que muchos, en su mayoría la juventud, jamás han probado esas delicias prohibidas para el pueblo, y que todos saben fue y es plato ordinario de la dinastía Castro.
Un turismo que puede pasearse por toda la isla con plena libertad, mientras el pueblo está preso en sus provincias y no puede acceder a lugares turísticos, no por falta de dinero, sino por prohibición explícita de la dinastía Castro.
Un turismo que disfruta saciando sus más bajos instintos carnales con jóvenes, incluso menores de edad, que se prostituyen luego de pasar por el traumático proceso año tras año, del hambre, la miseria, y la falta de esperanzas, acrecentado con la falta de libertades, un proceso traumático equivalente al sufrido por quienes padecieron de la esclavitud.
Un turismo que disfruta enriqueciendo aún más a la dinastía Castro, siendo plenamente consciente que su dinero no va al pueblo cubano esclavizado, sino que fortalece a la dinastía en el poder.
Un turismo así, no puede recibir otro nombre que "Turismo esclavista".
De la Esclavitud del Reino de España, al Turismo Esclavista promovido por España. Posiblemente el próximo título sobre la esclavitud en Cuba, la dinastía Castro, la dictadura comunista, y el Reino de España.
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