Mambí en A/ Al acercarse el 15 de noviembre, fecha en que el gobierno de Cuba dará por finalizado el supuesto debate sobre la reforma constitucional, numerosas personalidades y organizaciones han expresado sus opiniones. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos ha animado a todos los sectores a expresarse en profundidad para exponer las contradicciones de la nueva Carta Magna y la ausencia de reformas estructurales en materia de derechos humanos.
Entre las opiniones aparecen las de algunos obispos católicos y numerosas denominaciones evangélicas. Desde el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, consideramos, no obstante, que la profundidad del debate en dichas asociaciones religiosas ha sido insuficiente.
Lamentablemente, según los pronunciamientos públicos de algunas autoridades religiosas, pareciera que lo único que está en juego es la concepción sobre el matrimonio que tienen unos y otros. No negamos la importancia de este asunto, pero es difícil entender que sea la única o la principal preocupación para algunos, o por lo menos la más externalizada. Este reduccionismo de la realidad solamente conviene a quienes no quieren que se aborden los verdaderos problemas del país.
La realización de una reforma constitucional, aun bajo circunstancias antidemocráticas como las actuales, es un buen momento para revisar aquello que afecta el día a día de los ciudadanos, pero también lo relacionado con el andamiaje estatal, político y social del país y que al final condiciona la vida de todos; es cuando debemos tener en cuenta el interés general de los ciudadanos, que son a quienes se deben el Estado y la propia Constitución. Este es el momento de identificar las estructuras esclavizantes presentes en el antiguo texto y mantenidas en el nuevo por el Partido Comunista; montajes hechos no para el bien de la persona humana, sino para deshumanizarla, desarraigarla e infundirle temor al futuro y al ejercido de sus propios derechos.
Las organizaciones religiosas deberían, de acuerdo con sus propias doctrinas:
- Mostrar preocupación por la previsible continuidad de la pobreza, ya que el Partido Comunista ha ratificado su arcaico modelo económico para la nueva etapa.
- Reivindicar la libertad de los padres para elegir el modelo educativo de sus hijos.
- Defender los derechos de los trabajadores, tal y como han hecho varios Papas en sus encíclicas.
- Exigir la libertad de asociación, expresión y prensa como requisitos imprescindibles para un cambio verdadero.
- Pedir que la nueva Constitución elimine la pena de muerte.
- Exigir la eliminación de estructuras estatales que fomentan la delación y la represión, como los Comités de Defensa de la Revolución.
- Rechazar la irrevocabilidad del sistema político, porque ello desplaza al conjunto de los ciudadanos como fuente de poder libre y soberano.
- Exigir la eliminación del artículo que autoriza el uso de la "lucha armada" contra "cualquiera" que intente cambiar el sistema, teniendo en cuenta que no se refiere a un invasor extranjero, sino a cualquier ciudadano cubano. Este artículo justificaría cualquier guerra civil y la violencia como método de resolución de conflictos.
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